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Couverture Biographie Carte et Photos2 Martes antes del Domingo de Ramos en Sevilla
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Polices
La semana anterior a la Semana Santa, en Castro del Río, sucedió algo que permitió a Sócrates y Tiago, los hijos de Juan, y a las hijas de Alejandro, Clara e Isabel, acompañar a sus respectivos padres.  Hubo cuatro días de tormenta tan excesiva que el colegio se inundó y las clases tuvieron que ser suspendidas. Hecho que aprovecharon Juan y Alejandro para llevarse a sus hijos a Sevilla y empezar las vacaciones de Semana Santa con bastante tiempo de antelación.
Una semaine avant la Semaine Sainte, un événement à Castro del Río permit à Sócrates et à Tiago, les enfants de Juan, aux filles d'Alejandro, Clara et Isabel d'accompagner leurs parents respectifs. Il y eut une tempête si forte que le collège fut inondé et on dut suspendre les cours. Juan et Alejandro profitèrent de l'occasion pour emmener leurs enfants à Séville et commencer les vacances de la Semaine Sainte quelques jours plus tôt.
Margarita acompañó a Antonio, pues, desde que empezaron a salir no se separaban ni un minuto, y todavía no se habían tomado unas vacaciones juntos.  La suerte quiso  que Margarita fuera tan amiga de las mamás de Alba y Esteban que, éstas últimas dejaron que sus hijos se fueran con Margarita a Sevilla. Esto emocionó a los niños, pues estarían con sus amigos de nuevo en una ciudad diferente y, quién sabía, en una nueva y peligrosa aventura. Durante una semana se alojarían en una casa rural que Cultura y Pasiones había destinado para Juan y su familia, pero, al ser tan grande, pudo ser compartida por todos.
El martes 20 de marzo llegaron a una casa de campo al norte de Sevilla. La primavera estaba dejando un olor a azahar en el aire que envolvía el ambiente en una suavidad de seda. El sol era el más generoso del año, calentaba pero no quemaba y todo el campo explotaba en flores. El jardín estaba poblado de árboles grandes y robustos que daban una sombra deliciosa. Allí pusieron la enorme mesa de madera para poder almorzar a gusto. Margarita había traído una enorme tortilla de patatas, Nubia un salmorejo1 exquisito y Famara, la mujer de Juan, había preparado una deliciosa ensaladilla rusa. Los niños, querían patatas fritas con huevos. Y esa tarde transcurrió tranquila.
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